
"¿Por qué demoraste tanto?" me dijo una compañera. Faltaban pocos minutos para la ceremonia. Era la presentación del libro que el profesor Marino Bueno acaba de editar: "Tras la ruta de Corpus Barga". Mi papel protagónico: cuidar la puerta del auditorio. Mis compañeros Cinthia, Cecilia, Crizy, Vivian, Victor Hugo, Roberto, Renzo y Diana trabajabamos en lo que teníamos encomendado.
Cinthia no soportaba su tentación, la imagen es evidente. Al final se comió toda una fuente llena de galletas y cachitos. Cecilia, Crizy y...yo la acompañamos muy alegremente.
Los invitados llegaban de a pocos, unos silenciosamente, otros en montones como si entraran a un corral. Los minutos pasaban y los ponentes no llegaban. El olor de las galletas seguía provocandonos. Era inevitable continuar "picando" de las bandejas llenas de galletitas de diferentes formas y colores.

Dos profesores ingresaron corriendo al auditorio porque el evento ya había comenzado. Una fotito a la retaguardia. Otra lectura visual: Dos almas en dirección a la luz, en fin...
El local ya estaba copado. Los alumnos y demás asistentes querían entrar pero no había asientos. Algunos solo iban por petición de sus profesores, otros, por cultura general o curiosidad.
Cinthia, Cecilia, Crizy y Diana no paraban de comer, Renzo sirvió las gaseosas, cogí un vasito y bebí de a poquitos. Vivian casi nos ampaya. El terno empezaba a fastidiarme.
Salen los asistentes por las escaleras y cogen sus bocaditos que teníamos en las bandejas Cinthia y yo. Antonio, el coordinador general, nos dijo que el profesor Bueno nos invitaba a comer a un restaurante del frente de la Universidad. Pensé que sería en "La Rosa Náutica".(gratuito de Diana, jejeje)

El evento finalizó y mis compañeros y yo queríamos tener un ejemplar del libro del profesor, pero no se pudo. Todos en grupo, fuimos a "La tropicana", el restaurante donde estaba el profesor y toda su comitiva, brindando por el éxito de tan interesante libro. Copas y botellas de cerveza y vino se veían al ingresar. Un olor a cigarro me alertó, ya que me produjo un ardor leve en las fosas nasales. Antonio nos acomodo en el final de las mesas, al extremo opuesto del asiento del profesor. Vivian aun no llegaba al local, pero estabamos Crizy, Cecilia, Diana, Elizabeth, Victor Hugo, Roberto y yo sentados esperando que nos trajeran los menus ya pedidos. "Lo que queramos, es gratis!"

El picante de mariscos que pedí estaba riquísimo, "la señora tiene buena sazon" pensaba yo. y Vivian aun no llega, "tanto demora", dijo Crizy. Yo seguía comiendo, saboreando cada bocado. Pedimos vino para asentar la comida, brindamos con los presentes, probamos un poco de cerveza que las mozas nos ponian en la mesa hasta que cada uno tenga dos botellas. "Provecho" dice Vivian. "Oye, por qué demoraste tanto?" preguntan mis compañeros.

Ya todos reunidos empezamos a beber gaseosa "Coca cola" y con los estomagos llenos, decidimos retirarnos para entregarnos a las responsabilidades.